EL ENCUENTRO 6 DE JUNIO
FRANCE, Aix-en-Provence, 6 juin 1975 (24 ans)
Este es mi noveno intento de hacer contacto. El cielo está perfectamente despejado. De nuevo, en el claro, me sustenta el silencio que invade todas las cosas. Me fijo en las constelaciones. Entonces, de repente, pasa una estrella fugaz.
- Ya está. Están aquí. Todo está bien.
¿Sería esta una señal acordada? Me concentro para transmitir por telepatía. Otra estrella fugaz cruza el cielo horizontalmente. ¡Otra tercera en la misma dirección! Estas líneas de fuego mantienen mi atención, contrastando con la oscuridad de la noche. Una presencia benevolente me invade. Observado, incluso estudiado, no me ofusca, sino todo lo contrario. Entonces aparece una bola de luz. Vuela a lo ancho del cielo, llenando mi corazón de una alegría cercana del éxtasis.
¡Qué fuegos artificiales! Transcurre media hora sin que vea otras señales significativas. Los extraterrestres aún siguen siendo inaccesibles. De repente, en el cenit, como para contradecirme, claramente se sobresale la forma de una nave espacial. Circular, tres aletas traseras se desprenden notoriamente. Este parche brillante desaparece, como por arte de magia. Cuando aparece, hago señales gestuales. Entiendo la futilidad de mi acción. La nave se desplaza demasiado alto. No puede entender mi deseo de encontrarnos. Responde a mis emisiones telepáticas. Todo pasa tan alto… Me gustaría estar allí… Si nadie puede descubrirnos, ¿Por qué no aterrizan aquí? Concluyo, trágicamente decepcionado, que no se pondrán en contacto conmigo. Simplemente se dignan a venir para alentarme. Profundamente molesto por su actitud, decido simplemente cortar todos los esfuerzos para relacionarme con ellos. Me dirijo a ellos en estos términos:
- Agradezco por lo que han hecho y por todo lo que me muestran en estos momentos. Pero, comprendan que no puedo concebirlos conscientemente a través de manifestaciones tan imprecisas y distantes. Sé que ustedes nos están beneficiando, de lo contrario habríamos dejado de existir, o estaríamos esclavizados. Pero, ¿cuál es la necesidad de mi presencia en estos lugares si no hacen nada concreto para explicármelo? No veo nada más que inutilidad aquí. Si hay algo que hacer más tarde, ya no deberán contar conmigo. Así que ¡adiós! No, más bien « ¡a dios! ¡A ustedes! ».
En un signo de paz, levanto mis brazos hacia el cielo avanzando una pierna. Cuando estoy a punto de irme, ocurre un hecho extraordinario. Tan pronto como giré la cabeza, noté una extraña estrella de color rojo anaranjado sobre el pico rocoso. Todavía no tomo total consciencia de este misterioso fenómeno. Mi facultad de comprensión es inhibida por su efecto focalizado. Con una velocidad vertiginosa, la estrella cae del cielo, rebota en el suelo, y literalmente, se precipita sobre mí. Se transforma en una gran esfera de tres metros de diámetro. Mis pies están clavados deliberadamente en el suelo, no debo huir de ninguna manera, pase lo que pase. La esfera se detiene. El objeto gira sobre sí mismo, presentando así una cúpula. Apenas tengo el tiempo de detallar esta máquina. En un reflejo muy natural, pero estúpido, protejo mi rostro por un pequeño instante con mi brazo izquierdo, durante su acercamiento confuso. Supuse que iba a estrellarse contra el suelo y me golpearía.
Sin embargo, no hay, en ningún momento, ni un cambio de color, ni un ruido, por ínfimo que sea. El objeto, que todavía está frente a mí, está suspendido sobre el suelo. En el momento en que mi comprensión señala esta aparición extraterrestre, consciente, no recuerdo nada más. El objeto retrocede unos metros, muy lentamente. De repente, se eleva unos trescientos metros, cambia de color varias veces, y luego se va horizontalmente en ángulo recto. Desaparece sobre la ciudad. Incluso cuando el objeto ya no es visible, quedan cuatro rayas blanquecinas en el cielo. Todo sucedió tan mágicamente que cierro los ojos, me pellizco, me abofeteo, para anclarme en mi cuerpo y en mi realidad. Sólo, si al volver a abrir mis ojos, encuentro las huellas dejadas por la máquina, ¿le daré crédito a mi observación? Bajo la cabeza. Controlando el ritmo de mi respiración, aprieto los puños. Luego, abriendo mis párpados, la cabeza recta, extendida hacia el cielo, lo imposible se impone a mi visión. Las cuatro huellas pálidas, horizontales, paralelas, están allí, presentes.
Mi estado de ánimo, después de esta maravillosa reunión, habla por sí mismo. Una ebriedad extraña me invade. Por primera vez en mi vida, viví, en plena posesión de mis medios, en un espacio-tiempo perteneciente a la intersección de dos mundos. Fui el único testigo de la prueba irrefutable de su realidad. ¿Qué pasó realmente durante esta reunión? Ya no me acuerdo. ¿Había un ser adentro? Todo lo que puedo saber es que la esfera puede aparecer a su conveniencia. Bajando de nuevo por el camino, la vi pasar una vez más en el cielo. Lo que pensé que era una esfera era en realidad una cúpula vista de lado.